
Aunque conocemos sobre todo el fruto, la flor de cardamomo también es una parte de esta planta que llama la atención. Más allá de los usos culinarios que le podemos dar a esta especia, que es considerada una de las más caras que existen junto con el azafrán y la vainilla, podemos usar las flores de cardamomo con fines meramente estéticos, puesto que se trata de un vegetal con unos colores muy agradables.
La planta del cardamomo, de donde emanan sus flores, destaca por tener un tronco fuerte del cual brotan las diferentes hojas. Esta planta puede alcanzar hasta los 5 metros de altitud, siendo una de las especias cuya planta es más elevada. Son las flores del cardamomo las que aparecen a partir del tallo denominado escapo floral. Esto quiere decir que la flor de esta planta nace directamente del rizona y no a partir de las hojas.
Flores de cardamomo: ¿Cómo son?
Las flores del cardamomo no aparecen hasta, que la planta tiene, como mínimo, 3 años. Antes es muy difícil ver que esta planta florezca. El color de estas flores pueden ser muy diversas siendo las más comunes las amarillas, azules y, sobre todo, las violeta pálido.
Esta flor suele tener unas dimensiones de unos 3 centímetros de largo y un par de centímetros de ancho. Su presentación suele ser en racimos que emanan desde el escapo floral.
Normalmente la flor del cardamomo crece en zonas húmedas y en las que hay bastante lluvia, ya que es poco tolerante a las sequías. Normalmente se puede encontrar en la zona sur de Asia, destacando en India, Sri Lanka o Malasia. Esta planta se caracteriza por ser perenne y, aunque se cultiva en zonas tropicales, se desarrolla de manera silvestre en muchos bosques de Asia.
Su fruto, por todos conocidos, es el cardamomo en grano.
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